AINHOA
Cuando llegas a mí cada mañana
Y asoma del capazo, medio dormida,
Tu dulce sonrisilla de querubín travieso,
Trocito de arco iris en la ventana,
Me hace estar segura que el Cielo existe
Y que Dios me ha regalado un ángel.
Mi niña Ainhoa.
La luz de tus ojitos que resplandece
Con la sonrisa de un ángel pillo
Y pone picardía bajo el flequillo
Que tapa tu mirada cuando florece.
Es un bálsamo dulce para mi vida
Que llenas de ternura con tu presencia
Haciendo que me olvide de otra ausencia
Que ha tenido por tiempo mi alma herida.
CONCHA BELMONTE abril de 2.005
Comentarios
Publicar un comentario