El Destino me tiene bien sujeta entre sus garras de fiera, y como lobo hambriento, me clava sus colmillos, y desgarra mi alma sin que le importe nada lo que me duela. Soy su alimento, pero al igual que el lobo que sólo por hambre mata, el Destino me eligió para calmar la suya y no me suelta. Y no aparta de mí sus ojos que lo ven todo, cada día me recuerda que soy su prisionera, y allá donde inocente crea esconderme, su mirada lo sabe y me viene al encuentro cada minuto, continuamente, este es mi sino. Del Destino nadie se escapa, nadie le gana, ni lo traspasa, ni lo reforma, ni lo detiene. En su libro todo está escrito. CONCHA BELMONTE septiembre de 2.020
Buena noche de fin de 2.021 y buena entrada en 2.022.
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