EL MAGNOLIO DE MI BARRIO

 


 

 

En el rincón menos afortunado

de mi barrio, enfrente de la calle

Huerto de Monjas, existe una plazuela,

casi siempre desierta, sucia, triste

y abandonada, donde pobre malvive

un pequeño magnolio que nadie cuida.

Pasan bajo su sombra niños desheredados,

que cada día juegan al peor de los juegos,

que es el juego de buscarse la vida,

y mujeres que van a resolver ausentes,

cómo termina el día. Gentes cada uno

a lo suyo, que no saben siquiera

 levantar  la mirada y ver esta belleza.

Y yo, que de cuando en cuando miro al cielo,

me he encontrado de pronto esta mañana

con esta maravilla que me estaba esperando;

sobre este suelo sucio, abiertas en todo su esplendor,

cinco magnolias, divinamente hermosas,

puros sus blancos pétalos, con una pureza

abrumadora, y su discreto aroma,

para hacerme el regalo de saber

a lo que huele el Paraíso.

Y hoy, que estaba destinado a ser un día malo,

sin esperarlo, se me alegró la vida.

 

 

 

        CONCHA BELMONTE

          junio de 2.007

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