En las cuatro paredes que me contienen a mí y mis recuerdos, existe mi universo, un universo pequeño y recogido, casi una nada que es mi todo, donde tengo mi cuerpo confinado a la fuerza entre estas paredes, ansiando volar alto con las alas del alma a regiones más nobles, a regiones más limpias, donde no duelan tanto las miserias de ahí fuera, esas grandes miserias de los que se ven grandes, esas miserias tristes, por ser miserias de la gente pequeña y miserias nacidas del egoísmo de grandes y pequeños, pegados al error de creer sólo tener derechos. Y ni siquiera piensan que los derechos nacen   porque debemos cumplir obligaciones, todos. Y desde este retiro y el alma dolorida, mirando al cielo, a Quien competa darlo, pido perdón, por mí y por vosotros.     CONCHA BELMONTE   mayo de 2.020

      Cuando va amaneciendo y mi cama se inunda de la luz de una nueva   alborada, esa luz inclemente desdibuja tu cuerpo. Tu imagen se va haciendo borrosa hasta ya no ser más que uno más de mis sueños. Y yo me desperezo y sonrío dichosa. Doy gracias a la noche pasada y me quedo confiada, sabiendo como sé que cuando acabe el día regresaras de nuevo.                 CONCHA BELMONTE             marzo de 2.018

      Busco sin esperanza amarte de otro modo. Intento no compartir mi amor, ni siquiera contigo. Procuro que mi amor sea tan íntimo, tan secreto, tan loco, tan silencioso y   mío que sólo sea yo quien lo conozca. Pero te amo tanto que esto es un vano intento, y es que sin yo querer, tu nombre se me sube a la boca, y se me vuela al viento.              CONCHA BELMONTE         octubre de 2.015

      Soy porque te estremeces cuando me sueñas, y me vas dando forma y me vas dando esencia. Cuando tu sueño gira, giro contigo, me dibujas la boca para besarla y tu aliento me abrasa igual que un fuego. Tu mano me dibuja los senos como dos copas llenas del mejor de los vinos. Mientras baja tu mano dibuja mi cintura, y por mi vientre abajo llenas mi sexo de tu loca lujuria que enciende el Universo. Y cuando te despiertas desaparezco. Ya no soy nada, me desvanezco, y deshecha, flotando quedo, hasta el próximo sueño.       CONCHA BELMONTE    julio de   2.022

    Queriendo trasponer la noche equivocamos el camino, y dando vueltas sobre nosotros mismos terminamos viviendo en pleno corazón de la tiniebla, zarandeados como pobres marionetas que no saben de invasiones ni de noches.   Noches de insomnio, de tormenta, de viajes a la nada, de amaneceres lúgubres entre seres extraños que unas veces te dan y otras te estafan. Y empiezas a entender que esto se tiene que acabar.   Y me pierdo en tu piel con fulgores de gema tallada en carne viva, para empezar de nuevo, y así hasta el infinito. Y es que intentar vivir un imposible es, a conciencia y sin remedio, malgastar lo conseguido.   CONCHA BELMONTE     junio de 2.007