VIVIR UN IMPOSIBLE
Queriendo trasponer la noche equivocamos el camino,
y dando vueltas sobre nosotros mismos
terminamos viviendo en pleno corazón de la tiniebla,
zarandeados como pobres marionetas
que no saben de invasiones ni de noches.
Noches de insomnio, de tormenta, de viajes a la nada,
de amaneceres lúgubres entre seres extraños
que unas veces te dan y otras te estafan.
Y empiezas a entender que esto se tiene que acabar.
Y me pierdo en tu piel con fulgores de gema
tallada en carne viva, para empezar de nuevo,
y así hasta el infinito. Y es que intentar vivir un imposible
es, a conciencia y sin remedio, malgastar lo conseguido.
CONCHA BELMONTE
junio de 2.007
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