EL ALMA SE PREGUNTA

 


 

 Me interné en tu mirada

y la luz de esos ojos me cegó en tal manera

que sólo de tu mano podía caminar.

Por un tiempo precioso

el camino fue dulce, pero también fue corto.

La luz se fue apagando y, hoy en el ocaso,

la oscuridad me envuelve

y el frío de una noche, que se presiente larga,

me obliga a plantearme si aquello fue un amor

o sólo fue un engaño.

Y el alma confundida me grita de dolor:

pero por qué un engaño?

 

 

 

        CONCHA BELMONTE

             junio de 2.018

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