Córtale las ramas al seco árbol viejo, que broten lozanas las hojas del nuevo para que a su sombra, cuando estés cansada descanse tu cuerpo de tanto ajetreo que esperas te traiga ese nuevo tiempo, con sus ilusiones   para hacer proyectos hechos a medida de tus pensamientos, de futuros nuevos con nuevos trabajos, nuevas esperanzas que llenen tu vida de amor y amistad, perdón y respeto hacia los demás y alguna nostalgia, porque siempre es bueno mirar hacia atrás y ver el camino   que llevas andado. En el que aprendiste lo que sabes hoy y has de utilizar en esos trabajos que sueñas serena cómo realizar.   Ave 2.023, muéstrate propicio y que tu trascurso nos sea de paz.   CONCHA BELMONTE,      diciembre de 2.022

     En el azul oscuro de esta noche fría sueño con abrazarme a ti, a tu calor. Con   mis manos atadas no puedo amor y mi sueño se queda en una fantasía.   Sueño con una gota de melancolía que tus ojos me miren con amor, un amor limpio y joven, sin dolor, que me llene esta vida de alegría.   Trenzando y destrenzando la ilusión de ver por fin cumplida la esperanza de asomarme sin miedo a tu mirada   con el latido nuevo de este corazón que a pensarte mío sólo alcanza, y entre tú y yo no nos separe nada.                               CONCHA BELMONTE        enero de 2.018

      El día que mi sombra de mí desgajada, se echó a caminar errante y perdida por lo más oscuro del oscuro bosque, desde su lindero me envió un adiós con su mano alzada, que ya no era mía. Y se despidió con un hasta siempre, o con un hasta nunca, en pos de ese algo que ignoran las sombras que nunca se encuentra.   Mi perdida sombra buscaba anhelante, en lo más oscuro del oscuro bosque, hallar la razón de su sufrimiento, por sentir la ausencia y el vacío constante de no hablar con Dios. Y en el centro mismo de la oscuridad gritó suplicante, y rezó con fe, y tuvo respuesta. Se le apareció el hermano lobo, que alzando su pata en son de amistad se convirtió en guía, la llevó hacia afuera buscando la luz, y la trajo a mí. Y otra vez conmigo, y ya para siempre supo su destino. Y cuando camino y la veo contenta caminar conmigo, por ella y por mí, doy gracias al cielo.          ...

  Cuánto será mi dolor…..    Cuánto será mi dolor que ni a maldecir acierto y sólo alcanzo a sentir que estoy muriendo de amor.   Cuánto será mi dolor que abrazada a tu recuerdo sola me voy a morir y de morirme me alegro.   Cuánto será mi dolor que perdida en el desierto ni sombra puedo pedir como alivio a mi tormento.   Cuánto será mi dolor consumida en esta hoguera de tan triste desamor que sólo puedo decir,   cuánto será mi dolor¡¡¡¡¡¡¡        CONCHA BELMONTE         octubre de 2.019  

    Hace ya mucho tiempo que me puse a escribirte y medio hecha la carta me arrepentí… Allí sigue, metida en un cajón, con el papel amarillento y la tinta borrosa de las palabras Escritas destinadas a tí. Y si te escribo hoy? No te diría lo mismo que te escribí aquel día, con el paso del tiempo ya no te veo igual, hoy lo tengo más claro, hoy te conozco más y sé de tus tropiezos, de tus mentiras, de mis fracasos, de tus tontos lamentos sin justificación, de mis esfuerzos por hacerte entender que no tenían razón ni fundamento. Hoy mi carta te diría adiós, solamente un adiós definitivo sin hacerte reproches ni pedirte disculpas, sólo decirte adiós, y a lo mejor, estoy casi segura que hasta te gusta. Así que, esta carta sí irá al buzón.      CONCHA BELMONTE         diciembre de 2.019