HERMANO LOBO

 


 

 

El día que mi sombra de mí desgajada,

se echó a caminar errante y perdida

por lo más oscuro del oscuro bosque,

desde su lindero me envió un adiós

con su mano alzada, que ya no era mía.

Y se despidió con un hasta siempre,

o con un hasta nunca, en pos de ese algo

que ignoran las sombras que nunca se encuentra.

 

Mi perdida sombra buscaba anhelante,

en lo más oscuro del oscuro bosque,

hallar la razón de su sufrimiento,

por sentir la ausencia y el vacío constante

de no hablar con Dios.

Y en el centro mismo de la oscuridad

gritó suplicante, y rezó con fe, y tuvo respuesta.

Se le apareció el hermano lobo,

que alzando su pata en son de amistad

se convirtió en guía, la llevó hacia afuera

buscando la luz, y la trajo a mí.

Y otra vez conmigo, y ya para siempre

supo su destino. Y cuando camino

y la veo contenta caminar conmigo,

por ella y por mí, doy gracias al cielo.

 

 

          CONCHA BELMONTE

              agosto de 2.018

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL VIENTO DE LA MENTE

EL DESTINO

OLVIDA TUS TEMORES