VISITEOS RAROS

 


 

 


Si viene a verme la muerte

la saludo con la mano,

que no se haga la fuerte

por la mañana temprano.

 

Y porque no se disguste

no sea que se me enfade,

le digo que ella es ilustre

y que espere que yo acabe.

 

Y cuando aprenda a morirme

voy a llamarla se lo juro,

entonces que sabré irme,

por mí que se fume un puro.

 

Aunque no me gusta el humo,

con tal de verla contenta

miraré para la puerta

para no pisar el churro,

 

que dejó una quinceañera

mirando muy sorprendida

quien era mi compañera

y le dije, no es la Vida.

 

Y aquí dejaré la historia

de mi amistad con la muerte

que no me produce euforia

pero quizás me dé suerte.

 

Porque si le doy la mano

y nos hacemos amigas

ella me traerá a trasmano

hasta un buen plato de migas.

 

CONCHA BELMONTE

       abril de 2.024

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