EL VIENTO DEL OLVIDO

 


 

 

El olvido me rompió en pedazos

el recuerdo de un hombre que amé infinito,

y un viento caprichoso se los llevó en un vuelo,

dejando en mi recuerdo sólo uno pequeño:

el lago verde-azul de su pupila,

como valiosa gema con brillo de diamante,

de cristal frío y duro que no rompe el olvido.

Yo me envuelvo en olvido para vivir tranquila,

 y me aparto del mundo que no comprende

el aire que me traspasa el alma, cuando vacila

al roce de un pedazo de un sentimiento,

tan grande y tan punzante como el Averno.

Y así me encuentro, dichosa del olvido,

y muerta de dolor por el recuerdo.

 

 

  CONCHA BELMONTE

      octubre de 2.022

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