EL RECUERDO Y EL ALMA
La tarde, por
momentos más noche
acabará muriendo dejándome sin luz
a ver el mundo. Y el mundo tiembla
y se me derrumba como hierro encendido
golpeado en el yunque de un herrero salvaje
tu recuerdo flotando por entre nubes
deshaciéndose en gotas como la lluvia
me cala hasta los huesos y me abrazo
convulsa para darle calor a tu recuerdo
cada vez más disuelto en el frío de la noche
y desde la ventana hago recuento de lo perdido.
La tarde que se ha
muerto, el mundo derrumbado,
tu recuerdo deshecho en gotas que me hielan,
y al mirarme hacia dentro un corazón herido
que no es el mío, sangra y espera mi clemencia
esta tristeza mía que es más mía que ajena
pide consuelo y cierro la ventana
y le tiendo la mano a esa tristeza tuya
que me dejaste a pesar de tu ausencia
y quizás con este gesto mío recobre tu recuerdo.
Aprenderemos juntos tu recuerdo y mi alma
a platicar como suelen hacerlo los amigos
y en confianza, mi alma se decida a decir
por fin a tu recuerdo, que hizo un derroche
de valor, de
paciencia, de amor y de coraje.
CONCHA BELMONTE
noviembre de 2.020
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