HÁGASE LA LUZ
Y dijo Dios:
Hágase la luz y la luz se hizo.
Y para mi dolor
a ti no te alcanzó.
Dando vueltas quedaste
en la tiniebla turbia
de tu inmenso rencor
que te empapó de lluvia,
que caló hasta tus huesos
dejándote clavado
en esa cruz de horror
que no redime nada,
y te mantiene preso
sin siquiera sacarte de tu error.
Y yo que te amo tanto,
sé que tu redención
vendrá cuando comprendas
que la luz que te falta
es la luz del amor
y que cuando lo sientas
primero por ti mismo,
después por alguien más,
a ti la tiniebla nunca te alcanzará.
Te brotaran estrellas y sus rayos
darán luz al
camino
y con paso seguro seguirás
en la senda
que te vaya marcando
tu azaroso destino.
CONCHA BELMONTE
enero de 2.021
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