VOLAR COMO LAS GOLONDRINAS

 


 

 

Volver a empezar me propones?

A ser niña de nuevo?

No, no; lo pasado, pasado.

De mi primera infancia sólo añoro

la ausencia de dolor, la levedad del cuerpo.

El poder alcanzar sin esfuerzo

las ramillas más altas de la higuera verdal,

cabalgar en la horquilla de dos ramas amigas

y desde allí, de cuando  en cuando un higo,

gloria en el paladar.

Y soñar, soñar con volverme golondrina

que llegado el otoño levanta el vuelo

en dirección a Egipto, ese país eterno

donde discurre el Nilo y los dioses antiguos

mandaron a los hombres edificar palacios

para honrar su recuerdo.

Y siendo golondrina mirarlos desde arriba,

como los ven los dioses.

Y cuando esté cansada, plegar dulcemente mis alas

y posar ese cuerpo liviano que sería mi cuerpo,

allá en Dendera en el templo de Hathor.

Y al  borde del alero contemplar cómo se hunde el sol

en el ocaso violeta y rosa, rosa y violeta  del desierto.

 

 

 

 CONCHA BELMONTE

      julio de 2.015

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