MORIR DE AMOR
por
eso, en medio de la noche, cuando rozas mi piel,
que
es ciega pero siente,
se
estremece mi piel y con ella, mi alma.
Mi
alma siente y ve, y puedo decidir si deseo morir
a
fuerza de querer.
Si
me muero esta noche,
si
por fin me muriera de amor entre tus brazos,
no
haría ningún reproche,
pues
llevando conmigo el cuerpo y mi alma entera,
moriría
la mejor de las muertes.
Que
no hay muerte mejor que morirse de amor.
CONCHA BELMONTE
julio de 2.018
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