RÍOS DE FUEGO
Los besos que salen de tu boca
como
ríos de fuego
me
convierten en estatua de sal
y
clavada me dejan allá arriba,
En un extraño cielo.
Lo
mismo que la mujer de Lot,
cuando quiso saber de qué iba
aquel
macabro juego
y
se volvió para mirar de frente
cómo era la cólera de Dios.
Sé
que si bajo de ese extraño cielo
apretando
los ojos para no mirar
arderé
como una brasa en ese fuego
y
me disolveré como frágil figurilla de sal.
CONCHA BELMONTE
septiembre de 2.015
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