PIEDRA Y FUEGO

 

 

 

Una piedra pulida por el mar roza mi mano,

la miro como si fuera un buen regalo

que me hace el mejor de mis amigos

ese que de mí nunca se cansa;

cómo no agradecer al mar que esté conmigo.

Con su brisa salobre alivia ese insufrible fuego

del sol abrasador en las mañanas de verano,

 me invita a dejarme abrazar en sus brazos marinos,

a tumbar este cuerpo cansado en su cuna de agua

adornada de conchas, corales, y perlas preciosas

y procuro creer que lo hizo sólo para mi regalo.

Mi amor por el mar siempre correspondido

me hace tan feliz cuando lava mis penas

que lloro, sí, de una felicidad casi completa

con este amor al mar yo soy dichosa,

y no por otra cosa, hacia él voy siempre de camino.

 

CONCHA BELMONTE

 enero de 2.024

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL VIENTO DE LA MENTE

EL DESTINO

OLVIDA TUS TEMORES