EL TRITÓN Y LA SIRENA

EL TRITÓN Y LA SIRENA Sentada displicente sobre la roca húmeda, agitando tu pie las mansas aguas, contemplas con un leve suspiro, ir y venir tardías, sin gracia y sin sentido, las olas perezosas; cual tu vida, sin sentido también, igualmente vacía. Cuando de pronto notas que están en ti clavados, llenos de interés nuevo los ojos rutilantes de un hermoso tritón. Sorprendida y contenta, sonríes amigable a la imagen insólita y una chispa caliente se enciende en tu interior. Y piensas, que quizás no es tarde todavía, que incluso a estas alturas, puede encontrar la esperanza su sitio. La esperanza, esa astuta sirena, que te canta de lejos, y su dedo de nácar te señala un camino. Mientras con la otra mano, una pequeña rama de coral rosa, está invitando a entrar en su cueva marina, de mullidos lechos de r...