HIJA DE NEREO

 


 

 


Nadie me abrazó nunca como me abrazas tú

Nada consuela tanto como tu abrazo,

Nadie serena mi alma como tu canto

Nada como tu brisa sabe mover mi pelo,

Nadie como tus aguas calma mi anhelo

Nada como tu fuerza me da consuelo,

Nadie puede ofrecerme tu belleza y virtud.

 

Y aquí sentada en esta roca, contemplo amanecer

Y te pido un deseo, que quizás ya conoces,

Que cuando llegue el día que mi vida se acabe

En memoria de este amor que te tengo

Mi mortaja y mi tumba seas a la vez

Y para siempre yo esté en tu seno,

Y en tus aguas para siempre mi carne

Diluida pueda yacer.

 

CONCHA BELMONTE, noviembre de 2.020

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL VIENTO DE LA MENTE

EL DESTINO

OLVIDA TUS TEMORES