ERA DE NOCHE

 

 

 

 Era de noche, noche de amor y viento,

frescor de mar tu abrazo me brindó,

salpicada de sal y luz lunar alrededor

y un gesto torpe  a la traición abierto.

 

Y el alma se me quebró sin un lamento,

tan herida y confusa se quedó,

que toda entera sin fuerza se dobló

al dolor, a la angustia y al tormento.

 

Mis labios rotos quedaron de dolor

más rotos todavía que mi alma,

y cerrados para no maldecirte,

 

que te maldiga el cielo que te negó el amor

y a mí me dé para siempre la calma.

No te maldigo porque no quiero herirte.

 

 

 

   CONCHA BELMONTE, agosto de 2.018

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