Yo mañaneo cada día con el alba de la mano, aunque haya gente que dice que por mucho madrugar no amanece más temprano. Y quizás dicen verdad, pero mi costumbre y yo, queremos tempranear, y viendo nacer el sol, nos ponemos a cantar para dar gracias a Dios de hacer el mundo tan bello que me puedo enamorar a la salida del sol.       CONCHA BELMONTE     diciembre de 2.023

    A las puertas de la nada, me paro y miro hacia dentro buscando un pequeño hueco donde descanse mi cuerpo, pero es tan grande la nada que mirarla me da miedo.   A las puertas de la nada, la nada que no es un templo, tan grande que lo parece Y hasta a Dios le da respeto que la toca con su Dedo por ver si la empequeñece.   A las puertas de la nada, ese espacio tan inmenso, tanto como el Universo, me pregunto y me contesto: Yo que soy tan poca cosa mejor me vuelvo en silencio.   A las puertas de la nada, tomar una decisión no es ninguna cobardía, más que cobardía es talento, por eso a mi rincón vuelvo y allí me quedo al acecho.   Y que la nada con Dios arreglen sus desarreglos.   CONCHA BELMONTE   Mayo de 2.022  

                    Cuando cándidamente me creía tu adversaria no supe interpretar tu risa hermética, no supe ver tu cínica expresión de vieja y eficiente funcionaria.   No supe comprender, pobre de mí; pero tú sí sabías que llegaría el momento que esperabas en calma, con la paciencia milenaria de tu horrible experiencia.   No supe comprender por qué estabas segura, de que cuando llegara este momento, esquiva arrasadora, te llamaría implorante, y que tú vengativa, me volverías la espalda.           CONCHA ELMONTE                octubre 2.006  

  Yo tengo oculto mi jardín secreto que cada día lo riego con mi llanto y es lo mismo que dedicar mi canto a un amigo que ignora mi tormento.   Tú a mi lado siempre ríes contento porque no te imaginas mi quebranto ni el dolor que padezco con espanto por no tener tu amor que es mi sustento   pero llegará el día que haya de gritar mi pena por no tener lo que deseo y tú que eres mi amigo por fin seas   quizá un enemigo que no puede dar lo que no siente y no dé ese rodeo que no quiero que des cuando me veas.   CONCHA BELMONTE      agosto de 2.021  

    A Miguel de Unamuno   En tus ojos nazco porque tú me creas y me desvanezco si tus ojos cierras esos dos luceros que me dan la vida, mientras no los cierres me mantienen viva. Me miro en tus ojos como en un espejo y viéndome en ellos mis dudas despejo, y esa transparencia de cristal bruñido que tienen tus ojos dejan ver el nido donde me preparas limpio y acolchado el lecho de amor que me has destinado para el dulce encuentro que tendrás conmigo porque me creaste para estar contigo. Y cuando contigo mi ciclo se cumpla llegará el momento de cerrar mi tumba, levantar el vuelo hacia las estrellas a verlas brillar rientes y bellas. Y así para siempre ser la eternidad de un corazón tierno sin debilidad, de un ser prodigioso que pudo nacer dentro de unos ojos.     CONCHA BELMONTE       agosto de 2.021

    Qué puede saber nadie del dolor de esta pena que con nadie comparto, porque a nadie le importa.   El dolor que yo sienta es solamente mío, como lo es tu recuerdo, como lo es esta pena.   Y si muero despacio porque te has ido o si por lo que muero es porque te quedas.   Sólo es asunto mío y a nadie le doy cuentas porqué este desvarío que yo alimento quiera o no quiera.   Y en cuanto pueda con el mayor sigilo voy a cerrar la puerta para que nadie vea si muero o vivo         CONCHA BELMONTE            agosto de 2.014