EL QUITAPENAS
Sentada en tu blanda arena
veo tus olas llegar a besarme los pies,
son tus besos de sal un alivio a mi pena
el consuelo mejor que a mi alma serena
y tú, como un regalo a este mutuo amor,
me acercas tus tesoros: caracolas pequeñas,
el cuenco que contuvo un erizo,
un cono igual que pequeña trompeta,
que traspasa tu agua y la hace vibrar,
la soplo como un juego y cavo en tu arena.
Y con la otra mano saco una media almeja
grande y lustrosa parece una bandeja.
Y entretenida en esto llega el día al ocaso,
te envío un beso, antes de
retirarme te digo adiós,
me has lavado mis penas, y yo contenta
te prometo volver y mañana comenzar
de nuevo nuestra bella historia de amor
que a los dos viene de lejos,
y en la roca junto a ti te acaricio satisfecha.
CONCHA BELMONTE
julio de 2.023
Comentarios
Publicar un comentario