REGALANDO UN SUEÑO
me
asomo con cautela a encerrar
en
mi mano tu mano, y me acercas a ti.
Y
reposo mi cabeza en tu pecho
para
oír desde ahí el latir
de
un corazón que late por amor.
El
calor de tu cuerpo
me
alivia del frío mañanero.
Suena
el despertador y me despierto
y
guardo este recuerdo,
por
ver si cualquier día se quiere volver carne.
qué
pena amor que sólo seas un sueño.
Pues
ya dijo Calderón
que
toda la vida es sueño
y
los sueños, sueños son.
CONCHA BELMONTE
junio de 2.018
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