COMO MUERE EL AMOR

 


 

El amor casi nunca se muere de repente,

al amor lo va matando la rutina,

la falta de alimento que lo mantenga vivo,

esa sed que lo invade y que no tiene cura,

la inferencia, el silencio taimado

si no suena su música para bailarla,

pequeñas ataduras que nada atan,

un callejón oscuro más negro que la noche,

una pequeña piedra en su camino,

y pide cuentas que no le dan.

 

Y al no tener respuesta de su agonía,

 el amor se reseca, languidece, se va

por los tristes rincones de una vida

que imaginaba eterna y resplandeciente

y le pide al Destino que sea clemente

y que ese motor que lo mantuvo en marcha

deje de funcionar y por fin todo acabe.

Y para su casero, en recuerdo del tiempo

que han compartido, le suplica al Destino,

él que es Amor, generoso le dé el Olvido.

 

 

 CONCHA BELMONTE

     octubre de 2.021

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