CUANDO NADA SE ESPERA

 


Ni aquí, ni allí hay nadie que me espere,

ni aquí, ni allí hay nadie con quién desee encontrarme,

cuánta tristeza en este anochecer de primavera,

cuánta amarga cosecha recogida

después de tanto afán puesto en la siembra,

qué dolor de semillas lanzadas por error

en los surcos de pobre tierra muerta.

 

Quizás siempre pase lo mismo en el final

para que el empezar de lo que nunca acaba,

tenga una puerta abierta a la esperanza.

 

 

 

  CONCHA BELMONTE

          abril de 2.019

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