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Mostrando entradas de septiembre, 2022

SOY EL AMOR

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         A mi llegó el amor y nos volvimos uno. Soy el amor como ninguno y en él arde mi corazón.   Soy el amor perdido soy el amor hallado soy el   amor vivido soy el amor soñado.   Soy el amor pequeño soy el amor gigante soy el amor triunfante soy   amor en el viento.   Soy el amor amigo que da y que nunca pide soy el amor que impide que haya amor enemigo.         CONCHA BELMONTE,         junio de 2.016

EL SUDARIO

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    Cubrieron con piedad su yerta carne de alabastro, con un sudario, que parecía el traje de una desposada. Y sus manos translúcidas, exangües, como palomas abatidas en el momento mismo de levantar el vuelo, cruzadas sobre el pecho en actitud orante, querían recordar lo que hasta ayer significaron: la caricia, el suave roce sobre otra piel amada.     El fuego, la pasión correspondida, el fluir del torrente incontenible de la vida girando entre los sentimientos de los deseos logrados; el compartir el brillo de una estrella, el lamento infinito, el ulular del viento, el frío, la escarcha, la nieve inmaculada antes que el hombre la mancille.     Y de pronto, el atronar siniestro del galope de los cuatro jinetes, que dejan a su paso, como mudos testigos de su desolación, desgajadas las ramas de los árboles, rotas las alas de los pájaros, secas las fuentes; polvorientos despojos de los más bellos sueños, un ...

EL ALMA SE PREGUNTA

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      Me interné en tu mirada y la luz de esos ojos me cegó en tal manera que sólo de tu mano podía caminar. Por un tiempo precioso el camino fue dulce, pero también fue corto. La luz se fue apagando y, hoy en el ocaso, la oscuridad me envuelve y el frío de una noche, que se presiente larga, me obliga a plantearme si aquello fue un amor o sólo fue un engaño. Y el alma confundida me grita de dolor: pero por qué un engaño?               CONCHA BELMONTE               junio de 2.018

HUERTO URBANO DE VERDADES

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      Para sembrar verdades he de poner ingenio, si quiero que florezca el huerto. Cuando quiero tener una verdad perfecta le voy colgando adornos de mentira y sigue siendo verdad sólo que más coqueta. La verdad sin adornos es sosa y fea, provoca ira y a nadie le resulta atractiva una verdad a secas, de su escueta presencia nadie se fía si no le pones un lacito tramposo arco iris cuando no   llueve, pero alegra la vista de quien la mira. Se le cuelgan mis pequeños adornos de mentirilla y después la coloco a quien la necesita. A veces se atragantan quienes la escuchan, yo suelto mi verdad tan peripuesta y me retiro. Y desde mi rincón veo si acierto, y cuando acierto, me digo ole y me hago la promesa de reciclar verdades. Y es que sembrar verdades, qué difícil resulta.         CONCHA BELMONTE        septiembre de 2.022