LLEGANDO AL PUENTE SE LA AURORA
En
la noche serena del lunes Santo
una
brisa que sube Guadalmedina arriba
arrastrando
un aroma, entre salobre y dulce,
que
parece que mueven alas de ángel,
al
llegar al puente de la Aurora,
se
detiene medrosa para rendirse amante
a
besar con dulzura, los pliegues de la túnica
de
Jesús el Cautivo, que mira mansamente
con
sus manos atadas, al pueblo malagueño
que
se rinde a su paso y le ofrece su amor,
unas
veces sereno y siempre ardiente.
CONCHA
BELMONTE
marzo 2.009
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